Hace unos días recorriendo por la avenida Mcal. Lopez con una tía que vino de Argentina, me pregunta quién fue el Cap. Denis Roa y por que una avenida lleva su nombre a lo que no le supe responder y es por eso que decidí dar un espacio en el blog a las biografías de los personajes históricos con los que fueron nombrados algunas calles de Asunción.
Así que me puse a buscar información y voy a ir publicando las biografías y datos de aquellos que voy encontrando.
Capitán Cesáreo Denis Roa
Primeramente tenemos al Capitán Cesáreo Denis Roa quién fue con lo que iniciamos con esta incógnita, aunque no encontré mucha información sobre él, nos enteramos que así se llama un fortín chaqueño, en homenaje del héroe caído en el fortín Charata, actualmente denominado fortín Fulgencio R. Moreno. Antes de ofrendar su vida, había actuado como juez de Paz en el pueblito de San Juan Nepomuceno. Héroe compatriotas, homenajeado que habían caído en defensa del territorio chaqueño.

Como tantos otros románticos de su tiempo, Eusebio Lillo estudió en el Instituto Nacional de Santiago, donde también fue discípulo de Andrés Bello. Desde 1844 trabajó de oficial en el Ministerio del Interior. Corresponsal de El Mercurio y de El Comercio de Valparaíso, colaboró además en la Revista de Santiago y en los periódicos La Barra y El Amigo del Pueblo.
Lillo destacó como promotor de la revolución de 1851, que fue el primer intento de llevar a los liberales al poder. Sufrió por ello cárcel durante el gobierno de Manuel Montt y fue desterrado a Valdivia, de donde huyó hasta recalar en Lima. Regresó a Chile en 1852 y continuó su actividad periodística en la publicación La Patria. Posteriormente marchó a Bolivia; allí fundaría el Banco de la Paz y colaboraría en el desarrollo de la minería. De nuevo en Chile, en 1878 fue alcalde de Santiago y después intendente de Curicó. Participó también en la guerra del Pacífico como secretario de la Escuadra y ministro diplomático en campaña.
Elegido senador por Talca en 1882, fue nombrado ministro del Interior del gobierno de José Manuel Balmaceda en 1886, y elegido presidente de la Alianza Liberal. Balmaceda le confió su testamento político antes de su suicidio, un valioso documento que Eusebio Lillo publicó, cumpliendo con ello la voluntad del presidente liberal.

Sin embargo, a pesar de su intensa producción, no se publicó en vida del autor ninguna recopilación de sus poemas. Póstumamente aparecieron dos antologías: primero una edición de su obra en un solo volumen a cargo de Carlos Vildósola (1923) y luego otra edición más cuidada, con motivo del Centenario de la Canción Nacional (1948), que realizó Raúl Silva Castro. Sus sobrinos Baldomero Lillo (1867-1923) y Samuel Lillo (1870-1958) también alcanzaron reconocimiento literario.
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