87 Años de aquel 23 de Octubre

En la mañana del 23 de octubre de 1931 centenares de jóvenes estudiantes, hombres y mujeres, llegaron espontáneamente hasta el Palacio de Gobierno para solicitar al presidente Dr. José Patricio Guggiari la defensa inmediata del Chaco paraguayo ante el avance continuado de las tropas bolivianas invasoras.
Las ametralladoras emplazadas sobre la terraza del Palacio de López dejaron oír su tableteo siniestro, se hacía fuego sobre las espaldas de los que huían y sobre los que intentaban socorrer a los heridos.
Cuando cesó el tableteo de las metrallas y los disparos de los fusiles efectuados por los efectivos apostados en la terraza y en los ventanales del Palacio de Gobierno quedaron exánimes los cuerpos sin vida de 11 estudiantes muertos y 29 heridos. Hubieron otros estudiantes que, aunque heridos por las balas asesinas, lograron escapar de los jardines del Palacio y ser transportados por diversos medios hasta la sede de los Primeros Auxilios y otros lugares de atención médica. Yo llegué a trabar amistad con dos de los heridos, quienes me dieron su testimonio de la masacre. Ellos fueron el Dr. Vicente A. Zayas y el señor Marcial G. Cáceres. El primero recibió una ráfaga de metralla en su espalda y en su mano derecha cercenándole dos dedos.

Dicha orden provino de una acción que se materializó cuando el Tte. José Félix López, al mando de la Compañía de Fusileros de la Guardia Cárcel que se trasladó hasta el Palacio de Gobierno para reforzar los efectivos de la Marina, desenvainó su espada. Así lo relató el nombrado Dr Vicente A. Zayas: "Yo llegué hasta más o menos tres a cuatro metros de las columnas del peristilo y allí un Tte. López sacó el sable y pareció con ello dar la señal de fuego. Comenzaron los primeros disparos y, lógicamente, comenzamos nosotros a correr y a caer ya algunos" (ALFREDO M. SEIFERHELD, Conversaciones Político-Militares (Volumen IV) Entrevista al Dr. Vicente A. Zayas, pág. 106). Otra de las víctimas rememora que: “La ametralladora emplazada en la terraza del Palacio, con una intempestiva ráfaga, que acribilló las paredes de la sede del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, dio el fatídico inicio a la disuasión por la que ominosamente se había optado. El Dr. Justo P. Prieto, titular de dicha cartera, dimitió de inmediato siendo reemplazado por el Dr. Alejandro Arce… A la ráfaga de advertencia, que había surtido plenamente sus efectos dispersantes, siguieron, inconcebiblemente, otras, con el total apoyo de un nutrido fuego de los fusileros de la compañía de la Guardia Cárcel. En esta demencial etapa los disparos fueron dirigidos contra los manifestantes, a matar, como se dice en el léxico militar. Muchas de las víctimas fueron baleadas por sus espaldas, estando en franca y precipitada retirada. La terrorífica instancia afectó con gérmenes de perennidad a la juventud que jamás esperó merecer un recibimiento tan brutal…” (M. AGUSTIN AVILA, 23 de octubre de 1931. Una página enlutada y gloriosa del estudiantado paraguayo, pág. 18, Asunción, 1981). Toda la prensa nacional estuvo contra la bárbara masacre de los estudiantes frente al Palacio de Gobierno. El diario “El Orden”, de propiedad del dirigente liberal Policarpo Artaza, en su edición extra escribió en la tarde de ese mismo día 23 de octubre: “La patria está de duelo. La juventud estudiosa, con la bandera nacional al frente, FUE MASACRADA POR LA GUARDIA PRETORIANA, apoyada por los fuegos de ametralladoras. Cayeron en la refriega niñas y escolares. La juventud ha salvado la dignidad nacional…”.


Por su parte el diario “La Tribuna”, órgano oficial del Partido Liberal Unificado presidido por el expresidente y líder liberal don Eduardo Schaerer, escribía al día siguiente: “Un día de luto para la Patria. La juventud estudiosa ha sido masacrada con las armas de la Nación. Mujeres y niños han caído en la jornada de ayer frente al Palacio de Gobierno Y EN PRESENCIA DEL PRIMER MAGISTRADO DE LA NACION. Las metrallas funcionaban admirablemente para Mater a nuestros niños y jóvenes. Las madres paraguayas están de luto y la Nación llora sobre sepulcros tempranamente abiertos…” Rato después que la edición de la Tribuna ganó la calle el local fue allanado por tropas del Ejército, y sus directores, redactores y hasta los humildes empleados y obreros de las máquinas fueron apresados y conducidos en los calabozos de la Policía y en la tenebrosa División de Investigaciones. No obstante, al día siguiente los miembros del Partido Liberal Unificado publicaron al día siguiente, en una hoja clandestina, un documento que decía: “Frente al fusilamiento de ancianos, niños y mujeres ordenado por el Primer Magistrado Dr. José P. Guggiari, el Comité Nacional del Partido Liberal se reunió ayer en sesión extraordinaria para considerar la actitud que deberá tomar el Partido frente a los graves acontecimientos provocados por el GOBIERNO DEL REGIMEN.

Se tomó la siguiente Resolución, por aclamación: 1º.- Ponerse de pie en señal de protesta por la masacre de la juventud estudiosa ordenada por el Presidente de la República y sus Ministros, y, en señal de protesta, duelo por las víctimas inocentes caídas ante el plomo homicida.- Lanzar un Manifiesto de Protesta por los acontecimientos de ayer..- Decretar la abstención electoral en vista de la falta de garantías de los derechos ciudadanos bajo el imperio de la SITUACION DE FUERZA EMPLEADA POR EL REGIMEN”. El Comité Nacional lo integraba como Presidente don Eduardo Schaerer, Vicepresidente Dr. Enrique Ayala. Vocales: Policarpo Artaza, Mario Luis de Finis, Lucio Mendonca, Tomás Varela, Mario Uscher, Arturo F. Bordón, Ernesto Velázquez, entre otros. Varios exponentes del liberalismo condenaron el crimen y a sus autores morales y materiales, presentando sus renuncias al Partido, entre los cuales figuraban: Dres. Félix Paiva y Adolfo Aponte, presidente y miembro del Superior Tribunal de Justicia, respectivamente; los Dres. Ricardo Caballero, Victoriano Abente, Luis Ruffinelli, Anselmo Jover Peralta, Roque A. Gaona, Julio Michelagnoli, Inocencio Lezcano, Diosnel Marín y muchos otros. La edición del diario “El Orden” del día 25 de octubre publicó una carta dirigida por los Dres. Carlos R. Centurión, Alejandro Marín Iglesias, Vicente Rivarola Coelho, José Campos Tellez, Juan Guillermo Peroni y Juan Esteban Carrón, al Señor Presidente del Partido Liberal, condenando la masacre y solicitando al Directorio del Partido la condena a los responsables de la barbarie. A su vez, el Partido Colorado, por intermedio del Arq. Tomás Romero Pereira y Dr. Leandro Prieto, Presidente y Secretario, respectivamente, condenó el alevoso crimen cometido por el régimen del Dr. José P. Guggiari, disponiendo la abstención absoluta y desobediencia civil.

Todos sus legisladores titulares y suplentes ante las dos Cámaras del Congreso presentaron renuncia a sus cargos, quedando así el Congreso con la presencia única de los legisladores del liberalismo oficialista, debido a que los pertenecientes al Partido Liberal Unido se adhirieron al repudio generalizado dimitiendo a sus bancas legislativas. Días después, a pedido del presidente Guggiari el Congreso le sometió a juicio político del que resultó absuelto de cargo alguno y se le declaró inocente de los hechos ocurridos. Todos sus juzgadores pertenecían al Partido Liberal oficialista. Los pertenecientes al Partido Colorado y al Partido Liberal Unido ya habían renunciado con anterioridad en repudio al crimen perpetrado. Paralelamente se declaró una violenta persecución contra dirigentes políticos opositores, periodistas y estudiantes. Aunque el presidente Guggiari consiguió eludir su responsabilidad política, sin embargo los acontecimientos del 23 de octubre marcaron el inicio de la decadencia del liberalismo paraguayo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario